En un mundo inundado de opciones y caminos, el botón de ‘i’m feeling lucky’ (voy a tener suerte), que encontramos en el buscador de internet más usado del mundo, encarna una disyuntiva cada vez más presente en nuestra sociedad post-digital: la comodidad tecnológica vs. la (des)confianza en el algoritmo.
Mientras que los tecnoutopistas abrazan la tecnología como un medio para alcanzar una sociedad ideal y resolver problemas fundamentales, los neoluditas critican sus aspectos negativos y efectos adversos, rechazándola por completo. Ambas posturas representan extremos opuestos en el espectro de opiniones sobre la compleja relación entre la tecnología y la sociedad.
Así, este pequeño botón encarna la dicotomía entre agencia y rendición. Ofrece al mismo tiempo una sensación de aventura y la renuncia a la deliberación. Desafía nuestro deseo instintivo de barajar opciones y sopesar alternativas, y en su lugar nos incita a confiar en la mano invisible que nos guía hacia un destino desconocido.
Se erige como una puerta digital, un microcosmos de nuestro anhelo humano de inmediatez, serendipia y salto a lo desconocido. Su simple invitación conlleva una gran implicación: la voluntad de renunciar al control, de confiar en los algoritmos y mecanismos que rigen nuestra existencia digital y de aceptar la posibilidad de descubrir lo inesperado con un solo click.
En la quinta edición de MMMAD Festival se explorarán las contradicciones que nos plantea el mundo digital a diario, con cada click, tap o scroll. Ahondaremos en los dilemas que nos provocan nuestros simbiontes artificiales, abordaremos los algoritmos sin prejuicios y pensaremos colectivamente sobre el rol de la tecnología en la sociedad.
Mi proyecto para este festival se basa en la exploración de la dicotomía entre la comodidad tecnológica y la (des)confianza en los algoritmos y tiene como objetivo presentar una experiencia visual y sonora que invite a reflexionar sobre las implicaciones negativas de la dependencia excesiva de la tecnología.
Mi proceso creativo consiste en la generación de contenido visual y sonoro desde cero utilizando el programa TouchDesigner, a través de diferentes técnicas de programación visual para reflejar la complejidad de la tecnología y los algoritmos. Esta herramienta ofrece la flexibilidad necesaria para crear diseños generados por código, lo que permite una mayor experimentación y personalización en la creación de la experiencia artística.
El vídeo es de estilo abstracto y los visuales aparecen sobre un fondo negro, para evidenciar la parte del concepto más oscura y dar una sensación envolvente en el espacio. Los audios mezclados consisten en sonidos desagradables o molestos, que añaden una capa adicional de provocación y reflexión al espectador.


